Por qué la visita de Netanyahu a Mar-a-Lago es el acto de apertura de la campaña de reelección del primer ministro israelí
Análisis por Tal Shalev, CNN
Cuando el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se reúna con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Mar-a-Lago esta semana, el encuentro marcará algo más que una reunión diplomática.
Para Netanyahu, es el acto de apertura de su campaña de reelección de 2026, en la que el presidente de Estados Unidos está posicionado para desempeñar un papel protagónico.
Israel tiene programadas oficialmente elecciones para octubre de 2026, aunque ese calendario podría adelantarse. Dos amenazas inmediatas se ciernen sobre la coalición de Netanyahu: la crisis de reclutamiento ultraortodoxo y la fecha límite presupuestaria de marzo de 2026. Cualquiera de las dos podría desencadenar elecciones anticipadas.
El sexto Gobierno de Netanyahu —que abarca 18 años a lo largo de varios mandatos— ha soportado una agitación extraordinaria, desde la reforma judicial de 2023 que sacó a cientos de miles a las calles, pasando por el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023 que mató a más de 1.200 israelíes, hasta la guerra prolongada que siguió, dejando a Israel diplomáticamente aislado y profundamente dividido.
Sin embargo, Netanyahu ha resistido. Su coalición ha durado más que cualquier otro Gobierno israelí de los últimos seis años, dándole tiempo para restaurar la disuasión regional de Israel mientras evita una investigación sustancial sobre la toma de decisiones que precedió a la inédita falla de seguridad del 7 de octubre de 2023.
Encuestas de opinión recurrentes desde octubre de 2023 muestran que su coalición no alcanza la mayoría de 61 escaños en la Knesset necesaria para gobernar, situándose entre 49 y 54 escaños. Su estrategia de reelección parece depender de un cálculo simple: alejarse lo más posible del fracaso del 7 de octubre y contar con Trump para ayudar a reescribir esa narrativa en las urnas.
“El presidente de Estados Unidos será central —si no el protagonista— en la estrategia de reelección de Netanyahu”, dijo Nadav Shtrauchler, un estratega político que trabajó anteriormente para el primer ministro.
La alianza tiene precedentes. Durante los tumultuosos ciclos electorales de Israel en 2019-2020, el Likud empapeló las calles israelíes con carteles que mostraban a Donald Trump y Benjamin Netanyahu dándose la mano, con la leyenda “Netanyahu, en otra liga”. Trump realizó gestos simbólicos en momentos clave de la campaña: reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán en 2019, presentó un plan de paz palestino en 2020 y encabezó los Acuerdos de Abraham.
Más recientemente, Trump apoyó la campaña de indulto para Netanyahu, apelando públicamente al presidente de Israel, Isaac Herzog, durante un discurso en la Knesset en octubre para celebrar el alto el fuego en Gaza. “Oiga, tengo una idea, señor presidente: ¿por qué no le concede un indulto?”, preguntó Trump, desestimando los cargos de corrupción contra Netanyahu como asuntos triviales de “puros y champán”.
El episodio desató una campaña alineada con el Likud que culminó en la propia solicitud formal de clemencia de Netanyahu. En un video que acompañó su petición, Netanyahu hizo referencia al respaldo de Trump, afirmando que esto “permitiría a ambos líderes promover intereses vitales en un momento de oportunidad fugaz”.
Shtrauchler identifica ese discurso en la Knesset como “de facto el lanzamiento de su campaña electoral, gestionada por el mejor estratega del mundo, Donald Trump”.
“Probablemente Trump volverá a aparecer en los carteles de campaña de Netanyahu, como lo ha hecho en el pasado”, dijo Strauchler. “Su presencia sobrevolará la campaña. Pero se trata de calidad, no de cantidad”.
Y, de hecho, una fuente bien informada del Likud, familiarizada con la planificación, dice que Netanyahu ya ha discutido la posibilidad de recibir a Trump en Israel durante su campaña, para una segunda visita desde su regreso a la Casa Blanca.
La oficina del primer ministro de Israel declinó hacer comentarios a CNN.
Los números lo explican. Una encuesta de Gallup de septiembre de 2025 sobre la vida en Israel mostró que la aprobación del liderazgo estadounidense entre los israelíes era del 76 %, en comparación con el 40 % de aprobación del liderazgo del Gobierno israelí. El acuerdo de alto el fuego en Gaza, atribuido a la mediación y determinación de Trump, solo fortaleció la imagen del presidente estadounidense en Israel.
Según evalúan los conocedores israelíes, la propuesta de Netanyahu se centrará en espectáculos diplomáticos: expandir los Acuerdos de Abraham, lograr la normalización con Arabia Saudita y remodelar Medio Oriente, todo en sintonía con el deseo de Trump de obtener el Premio Nobel de la Paz, una candidatura que Jerusalén promueve activamente. El presidente de la Knesset, Amir Ohana, leal a Netanyahu, se asoció recientemente con el presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., Mike Johnson, para lanzar una iniciativa parlamentaria global que insta a líderes de todo el mundo a apoyar la nominación de Trump para el premio de 2026.
“Lo más importante para Netanyahu es su legado”, dijo Shtrauchler. “Su mensaje será que ha logrado mucho, pero que su misión no ha terminado: aún existe la amenaza iraní y todavía quedan acuerdos de paz por concretar”.
Sin embargo, la visión de Trump de una paz histórica en Medio Oriente no se ha materializado y aún enfrenta obstáculos significativos. El alto el fuego en Gaza es frágil, con Trump presionando a Israel para acelerar la Fase 2, pero no se ha formado ninguna fuerza internacional para gobernar Gaza y la posibilidad de que Hamas se desarme parece lejana. Los países árabes que se esperaba se sumaran rápidamente a los Acuerdos de Abraham siguen siendo cautelosos, y la normalización con Arabia Saudita aún está distante.
Existen divisiones en otros escenarios regionales. En Siria, el acercamiento de Trump al régimen de al-Sharaa contrasta con la determinación de Israel de mantener una zona de amortiguamiento. En Líbano, Washington impulsa la diplomacia mientras Jerusalén duda de la capacidad de Beirut para contener a Hezbollah sin otra campaña militar.
Irán sigue siendo un punto crítico, con Israel vigilando de cerca el enriquecimiento nuclear de Teherán y cada vez más preocupado por sus actividades con misiles balísticos. Ambos líderes calificaron la breve “guerra de 12 días” como un triunfo, pero las ambiciones nucleares y misilísticas de Teherán apenas se han frenado. Funcionarios israelíes dudan que Trump autorice rápidamente otra gran operación militar israelí contra Irán, especialmente tras las repercusiones del controvertido ataque israelí de septiembre contra el liderazgo de Hamas en Doha.
La vicesecretaria de Prensa de la Casa Blanca, Anna Kelly, dijo en un comunicado: “Israel no ha tenido un mejor amigo en su historia que el presidente Trump”.
“Seguimos trabajando estrechamente con nuestro aliado Israel para implementar con éxito el Plan de 20 Puntos para la Paz del presidente y fortalecer la seguridad regional en Medio Oriente”, dijo Kelly. “Como ha reiterado en su primer y segundo mandato, el presidente está comprometido a garantizar que Irán nunca obtenga un arma nuclear”.
El terreno más cargado políticamente sigue siendo Gaza, donde Trump busca avances en la siguiente fase, mientras Netanyahu enfrenta las restricciones de su coalición de derecha, que se resiste a cualquier retirada adicional. Fuentes israelíes sugieren que Netanyahu podría buscar la aprobación para una operación militar más dentro de Gaza antes de aceptar avanzar con el alto el fuego, como una última demostración de fuerza para satisfacer a sus socios antes de hacer más concesiones.
“Netanyahu no opera en el vacío”, señala un exfuncionario israelí. “Jared Kushner y otras figuras clave del entorno de Trump, así como los aliados del Golfo y amigos de Trump en Turquía y Qatar, están cada vez más frustrados con los retrasos de Netanyahu en el plan de alto el fuego en Gaza y desconfían de cualquier maniobra que pueda descarrilar la estabilidad regional más amplia”.
Según estas fuentes, el enfoque de Netanyahu probablemente implique armar un paquete integral de vinculaciones: avances en Gaza atados a garantías de seguridad contra Irán y Líbano, adaptación a los calendarios políticos internos y, potencialmente, apoyo a su campaña de indulto.
“Netanyahu siempre trabaja las vinculaciones”, dijo un alto funcionario israelí. “Cambia avances en un frente por compensaciones en otro. Parece probable que tendrá que entregar la fase 2 a Trump, así que la pregunta clave es qué obtendrá a cambio: ¿el respaldo de EE.UU. para otro ataque a las instalaciones nucleares de Irán, por ejemplo, o apoyo para una acción militar en Líbano?”
Incluso si no se logran avances históricos, Trump ofrece algo igualmente valioso: atención. Cada tuit presidencial, visita o declaración dominará los titulares, robará el protagonismo a los oponentes de Netanyahu y dará a los israelíes algo más de qué hablar además del fracaso del 7 de octubre.
“Creo que su alianza es muy fuerte y está basada en el entendimiento y puntos de vista compartidos”, dijo Shtrauchler. “Puede haber desacuerdos o choques, pero se entienden y son capaces de resolverlos. Hasta ahora, han estado coordinados todo el tiempo. Netanyahu retrasó muchos movimientos hasta la victoria electoral de Trump, y espera recibir el mismo apoyo a cambio”.
En elecciones pasadas, las intervenciones de Trump ayudaron a Netanyahu a evitar la derrota, pero nunca le aseguraron una victoria decisiva. Entre 2019 y 2021, no logró formar una coalición estable, lo que finalmente provocó cinco elecciones en cuatro años.
Trump sigue siendo probablemente la carta más poderosa en el mazo político de Netanyahu, pero como muestra la historia reciente, eso puede no ser suficiente para darle una mano ganadora.
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Con información de Donald Judd, de CNN.
