Ayudaron a Trump a regresar a la Casa Blanca y su recompensa llegó rápidamente

Por Steve Contorno, CNN

David Bailey, veterano inversor y defensor del Bitcoin, tenía ciertas dudas a principios de 2024 cuando presentó por primera vez la campaña de Donald Trump sobre las ventajas políticas de adoptar las criptomonedas. Incluso después de que Trump se comprometiera durante el verano a convertir a EE.UU. en un refugio seguro para el Bitcoin y de que la industria gastara decenas de millones de dólares en su candidatura presidencial, Bailey sospechaba que la propuesta de Trump podría ser un atractivo fugaz para los votantes procriptomonedas, en lugar de un compromiso duradero.

Sin embargo, desde su regreso al cargo, Trump ha cambiado radicalmente la postura cautelosa del gobierno federal hacia las criptomonedas, tal como prometió. A principios de este mes, firmó un decreto que ordena a la Reserva Federal mantener Bitcoin junto con el oro, una medida esperada por los defensores de las criptomonedas y que en su momento se consideró poco probable.

“Si hace un año me hubieran hipnotizado y me hubieran dicho: ‘Dígame sus sueños más profundos sobre lo que podría pasar’, esto sería pura fantasía”, dijo Bailey, propietario de la conferencia de Bitcoin donde Trump se presentó por primera vez como candidato procriptomonedas. “Nunca hubiera creído que pudiera pasar”.

El regreso de Trump al poder se logró en parte mediante una estrategia poco convencional de formación de coaliciones. Buscó el apoyo de grupos que los candidatos republicanos podrían haber pasado por alto, como los entusiastas del Bitcoin, y realizó llamados directos con promesas políticas adaptadas a públicos específicos.

Para aquellos que lo acompañaron, las recompensas llegaron rápidamente.

La tribu Lumbee de Carolina del Norte, por ejemplo, había votado invariablemente por los demócratas en las elecciones presidenciales durante décadas. Pero la campaña de ocho años de Trump para conseguir el grupo nativo predominante en el estado clave —que culminó el otoño pasado con su promesa de otorgarle a la tribu el codiciado reconocimiento federal— pareció tener eco en las urnas. En el condado de Robeson, con una población rica en Lumbee y donde Barack Obama obtuvo dos victorias contundentes, Trump consiguió una victoria de 28 puntos, su mayor margen en tres contiendas.

Tres días después de asumir el cargo, Trump firmó un memorando en el que declaraba que la política estadounidense era “apoyar el pleno reconocimiento federal” de la tribu Lumbee, la declaración más enérgica hasta la fecha desde la Oficina Oval.

¿Transaccional? Quizás, pero así es la política, dijo el presidente de la tribu Lumbee, John Lowery, quien declaró a CNN: “Se siente bien que te cortejen”.

“Cada uno está en su terreno y no se va a salir de él. O eres radical con esto o con aquello”, dijo Lowery. “Nosotros somos radicales con quienes se esfuerzan para conseguir nuestro voto. Y tendemos a premiar eso más que cualquier postura ideológica”.

El enfoque poco convencional de Trump se extendió a los trabajadores sindicalizados, un bastión demócrata desde hace mucho tiempo. En medio de la campaña, y con muchos de sus miembros cada vez más inclinados hacia Trump, el presidente de los Teamsters, Sean O’Brien, sorprendió a los demócratas al pronunciar un discurso en horario estelar en la Convención Nacional Republicana (que recibió una respuesta tibia del público republicano). Posteriormente, el sindicato retiró su apoyo a la candidatura presidencial por primera vez en décadas, un golpe considerable para la candidatura demócrata.

La estrategia dio resultados para Trump: ganó el 45% de los votos de los hogares sindicalizados, según una encuesta a la salida de las urnas de CNN, un récord sorprendente para un candidato republicano.

Para O’Brien, él confirmó que el riesgo valió la pena durante una visita a Mar-a-Lago el 21 de noviembre, donde abogó por la candidatura de Lori Chavez-DeRemer, entonces legisladora republicana de Oregon, para dirigir el Departamento de Trabajo. Tras tres horas de intensas conversaciones, Trump accedió a nominar a Chavez-DeRemer y, lo más importante, prometió no ceder ante la esperada oposición de los grupos empresariales que la consideraban demasiado favorable a los sindicatos, según declaró O’Brien a CNN. Al día siguiente, su equipo de transición anunció a Chavez-DeRemer como su candidata para secretaria de Trabajo, y fue confirmada a principios de este mes.

El episodio consolidó a los Teamsters como “uno de los sindicatos más influyentes del país”, dijo O’Brien.

“Sabemos que nuestros colegas sindicalistas nos criticaron, pero hemos visto a nuestra organización hacer lo mismo en cada campaña y esperar un resultado diferente”, dijo. “No queríamos adoptar ese enfoque”.

Los primeros esfuerzos de Trump por apaciguar a electorados clave se producen mientras su equipo político ya está planeando cómo motivar a su coalición poco convencional para que apoye a los republicanos en las elecciones intermedias del próximo año. Si bien algunos en el movimiento de Trump han pronosticado un realineamiento político más permanente en perspectiva, la Casa Blanca sigue preocupada de que el atractivo del presidente para ciertos grupos no se traduzca en candidatos republicanos al Congreso.

No está claro, por ejemplo, si los votantes libertarios y los partidarios del excandidato presidencial Robert F. Kennedy Jr. pueden convencerse de que Trump necesita mantener las mayorías republicanas en el Congreso, según declaró a CNN un funcionario de la Casa Blanca. Trump apeló a ambos grupos durante la campaña, un cálculo que su equipo político hizo al principio tras ver cómo el candidato libertario le arrebataba votos en 2020.

El esfuerzo de Trump por cortejar a los libertarios el verano pasado —incluido un discurso en su convención nacional donde soportó abucheos antes de prometer indultar a Ross Ulbricht, el fundador encarcelado de un mercado ilícito en línea llamado Silk Road— parece haber funcionado. La candidatura libertaria obtuvo su menor porcentaje de votos desde 2008. Un día después de asumir el cargo, Trump cumplió su promesa de indultar a Ulbricht.

De manera similar, Trump nombró a Kennedy secretario de Salud y Servicios Humanos poco después de la elección, tras prometer que el destacado escéptico de las vacunas tendría un papel en la supervisión de las cuestiones de salud en su administración.

Angela McArdle, entonces presidenta del Partido Libertario, insistió públicamente en que darle una plataforma a Trump en la convención había valido la pena para sus miembros.

“No esperes la perfección”, publicó en X esta semana. “¡Aprovecha las victorias!”

Pero no todos están contentos con el acuerdo. Steven Nekhaila, actual presidente del partido, calificó la clemencia de Ulbricht como una “buena transacción del movimiento libertario”, pero añadió que los libertarios eran ingenuos si creían que Trump quería “algo más que nuestro voto”.

“Es aún más ingenuo pensar que no nos descartarán cuando ya no seamos convenientes, de la misma manera que el representante Thomas Massie fue dejado de lado cuando ya no estaba en la fila”, dijo Nekhaila, en referencia a la amenaza de Trump de llevar a cabo primarias contra el congresista conservador de Kentucky después de que desafiara al presidente en una votación para financiar al gobierno.

Las primeras acciones de Trump en torno a las criptomonedas también han suscitado críticas, incluso de simpatizantes del sector que se han mostrado reacios a sus crecientes intereses financieros en los activos digitales. Trump solía ser un firme opositor de Bitcoin, pero el año pasado se produjo un cambio de tono de Trump cuando su familia lanzó una empresa de criptomonedas liderada por sus hijos. Días antes de su investidura, Trump también anunció una nueva moneda meme o meme coin que capitaliza su nombre, lo que plantea nuevos conflictos para un presidente que ya cuenta con más que cualquier predecesor moderno.

Cuando Trump presentó el nuevo negocio de activos digitales de su familia, Nic Carter, un inversor en criptomonedas que apoyó al republicano, dijo: “En el mejor de los casos, es una distracción innecesaria; en el peor, es una gran vergüenza y una fuente de problemas legales (adicionales)”.

Bailey, en declaraciones a CNN camino a una cena para donantes en la Casa Blanca, desestimó los conflictos como ejemplos del espíritu emprendedor de Trump. En cualquier caso, Bailey cree que el expresidente ha obligado a la clase política a tomar en serio a la comunidad de las criptomonedas.

“Nuestro bloque de votantes es grande y crece rápidamente”, dijo. “Y será responsabilidad de los partidos dialogar con nosotros”.

Si bien las primeras acciones de Trump han recibido elogios de los grupos a los que se dirigió su campaña, sus líderes también sugieren que aún queda mucho por hacer para cumplir plenamente sus compromisos con ellos. Trump aún no ha dicho, por ejemplo, cuántos Bitcoin debería acumular la Reserva Federal. El sindicato de camioneros está observando de cerca el desempeño laboral en las primeras decisiones de la Junta Nacional de Relaciones Laborales bajo el Gobierno de Trump y si cumple con las disposiciones sindicales en los contratos federales vigentes.

La tribu Lumbee aún necesita una ley del Congreso para acceder a los beneficios federales otorgados a otros nativos estadounidenses reconocidos a nivel federal. Lowery se mostró “cautamente optimista” respecto a que Trump pueda impulsar una iniciativa legislativa, pero si los republicanos, con el control total del gobierno, no logran que llegue a su despacho, los votantes Lumbee podrían inclinarse de nuevo hacia los demócratas.

“Tienen que recordarnos”, dijo Lowery, “y no pueden darnos por sentado”.

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